“Yo sé que no me abandonó”: Niños venezolanos sufren la ausencia de sus padres migrantes


La crisis que atraviesa Venezuela ha obligado a miles de padres de familias a emigrar para buscar una mejor calidad de vida para sus hijos.

Tal es el caso de los padres de Yusneiker (12) y Antonella (8), quienes empacaron sus maletas con destino a República Dominicana y Perú, las dos pequeñas ahora se encuentran al cuidado de su abuela materna, y gracias a las remesas logran alimentarse, poder acceder a medicamentos y otros productos.

Sin embargo, los niños sufren la ausencia de sus padres.

Aura Orozco (48) abuela de las pequeñas confesó que la pequeña Antonella bajo las notas en el colegio, y también perdió el habla, responde a las preguntas afirmando y negando con la cabeza.

Según lo que reseña Reuters, la migración venezolana ha aumentado a 3 millones de personas en los últimos tres años, y los padres se ven forzados a tomar la difícil decisión de dejar a sus hijos en el país, lo que pone una presión en muchos de ellos.

Muchos de los migrantes se van sin dinero en sus bolsillos y trabajan largas jornadas para luego enviar dinero a casa.

Pero estas situaciones ponen bajo presión a los infantes, quienes a su corta edad se ven obligados a crecer rápidamente para reconfortar a sus atribulados padres.

“Todos los días hablo con ella”, dijo Yusneiker sobre su madre en República Dominicana. “Le digo que la extraño, que no se preocupe, que yo sé que no me abandonó”.

Omaira Martínez, es otra de las venezolanas que tuvo que empacar sus maletas hace seis meses con destino a Chile para poder brindar un mejor futuro a sus hijos.

Es duro separarse de tu familia. Aunque mis hijos son grandes, no deja de pegarme. Los extraño un mundo”, dijo Omaira, quien dejó a sus hijos de 17 y 21 años con la abuela de ambos, cuando emigró a Chile hace seis meses, donde trabaja limpiando pocetas.

Muchos padres se van con la promesa de un pronto regreso, pero en ocasiones esto no sucede y extienden su estadía en el país receptor.

Angymar Jiménez, de 27 años, se fue a Ecuador para trabajar como manicurista por varios meses, pero dos años después aún tiene a sus hijos, Andrew, de 5 años, y Ailin, de 10, al cuidado de su madre, Iris Olivo, de 69, en un barrio caraqueño.

“La niña al principio decía que su mamá la venía a buscar y se despedía de sus compañeros, hasta que se dio cuenta que no”, dijo Olivo.

En casos más extremos, la migración de madres puede desencadenar desnutrición en sus bebés recién nacidos.

En la Península de Paraguaná, en el estado Falcón, Leanny Santander, de un año, sufre de desnutrición, con diarrea y vómito, desde que su madre se fue a Colombia hace siete meses, dijo la abuela de la bebé, Nélida Santander.

Los doctores indicaron que los problemas médicos, que también incluyen bronquitis, son causados por la falta de amamantamiento en la niña, añadió la abuela.



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