Misionero asesinado en India pensaba que la isla era “el último bastión de Satán”


El misionero estadounidense John Allen Chau, fallecido el pasado 17 de noviembre en la isla india de Sentinel del Norte, donde se ubica la tribu aborigen más peligrosa del mundo, habría planeado durante años adentrarse en el territorio para evangelizar a los indigenas a quienes denominaba como “el último bastión de satán“.

Según informó un diario local indio: Hindustan Times; el joven logró convencer a pescadores para que lo llevaran a la isla, la cual representa un territorio restringido para los visitantes. Pescadores, declararon a los cuerpos policiales que Chau se quitó la ropa hasta quedarse en calzoncillos con el fin de ser aceptado por la tribu.

Según reseñó el diario español El País, el misionero estadounidense de 26 años, quebrantó una serie de leyes y puso en riesgo la salud de los indígenas.

Uno de sus amigos manifestó que trató de convencer a Chau para que borrara esa idea de su cabeza, pero que este no desertó. Aunque confiesa que también alimentó el deseo del joven con leyendas de otras visitas y tesoros escondidos en Sentinel del Norte. “Pero pregúntale a cualquier aventurero: uno tiene que perder la cabeza un poco. Si no, no lo haces”, le excusa Remco Snoeij, quien conociera al misionero desde hace dos años.

De la misma manera, informaron medios norteamericanos que Chau se habría inscrito para recibir adisestramiento por parte de “All Nations”, un grupo norteamericano encargado de enviar a misioneros cristianos a todas partes del mundo.

Agentes de la policía local india revelaron que de acuerdo con lo declarado por los pescadores, Chau preparó una mochila con su pasaporte, ropa, un botiquín, multivitaminas y otros elementos indispensables que él mismo escondió en algún lugar de la isla en la noche del 16 de noviembre, ya que su idea era quedarse a vivir con la tribu durante “varios meses”, según han declarado los detenidos.

“Quizá los sentineleses encontraron el petate y lo destruyeron. Es posible que siga allí. Chau temía que le asaeteasen de nuevo; así que llevó un fórceps, imperdibles y medicinas para cortar la hemorragia”, cuenta el agente al medio local.

La postura ha sido criticada por grupos cristianos estadounidenses, que explican que sus misiones deben cumplir los requerimientos legales, además de estar precedidas de una interacción y conocimiento previos de la cultura local para evitar cualquier daño a la comunidad autóctona. También el círculo más cercano de Chau reconoce que su obsesión sin límites le perdió. “Sabía bien lo que hacía y era consciente de que eso no era del todo legal”, declaró su amigo John Middleton Ramsey, de 22 años.

El diario de Chau describe su peligrosa aventura. Tras aterrizar en el archipiélago el 16 de octubre, pagó a unos pescadores locales para que le llevasen a Sentinel del Norte en la noche del 14 de noviembre. Al amanecer se acercó a la isla, donde algunas mujeres de la tribu estaban “bañándose y charlando”, escribe, cuando hombres armados con arcos y flechas le atacaron mientras él se alejó gritándoles: “Mi nombre es John, os amo y Jesús os ama”. El segundo día se acercó en kayak a la isla para ofrecer pescado, tijeras, una cuerda e imperdibles a sus habitantes. Un hombre le gritó, a lo que él respondió con “himnos y cantos religiosos” hasta que finalmente un joven de la tribu le lanzó la flecha que perforó su Biblia. A su regreso, escribió una de sus últimas notas: “Dios, no quiero morir. ¿QUIÉN OCUPARÁ MI LUGAR SI MUERO?”.



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