Vialidad Por Carlos R. Fernández


Si la inseguridad personal, tanto en la calle como en las propias residencias, es un problema preocupante para la inmensa mayoría de la gente, no deja también ser motivo de angustia el mal estado de la vialidad.
Todos los santos días la población indefensa tiene que rogar a Dios que lo mantenga a salvo porque los delincuentes no sólo asaltan y matan en las vías públicas, sino que penetran a las viviendas para también cometer sus fechorías: Amarran a sus víctimas y saquean todo lo que pueden, yéndose como si se tratara de una actividad normal.
Pero las vías terrestres también son peligrosas porque el deterioro se ha apoderado de ellas y quienes tenemos necesidad de desplazarnos todas las semanas de un estado a otro, para realizar nuestras actividades de trabajo, pasamos las de Caín, no sólo sorteando huecos de todas las formas y cada vez más hondos, sino que estando ojo avizor porque cada vez son más las fallas de bordes y si no se maniobra bien, indudablemente, cualquiera va a dar a un precipicio.
Hace unos días el profesional de la ingeniería Félix Ojeda Oropeza, del Colegio de Ingenieros de Venezuela, en declaraciones a la prensa decía que más del 60 por ciento de las carreteras venezolanas se encuentran  dañadas.
No sólo se refería a que el pavimento estaba deteriorado o les faltaba asfalto, sino también que las vías carecían de demarcación, iluminación y drenajes.
Son estos factores que también producen accidentes con saldos lamentables como lo hemos visto en varias ocasiones y han sido reseñados por los medios de comunicación social: Conductores han sido sorprendidos por un hueco o sus vehículos no han podido ser controlados bajo una lluvia y se han volcado, situación que ha traído como consecuencia muertes y lesionados.
La cosa es más difícil de enfrentar en el medio rural, ya que las vías de penetración agrícola están en muy malas condiciones y cuando llueve, inmediatamente, se convierten en lodazales que las hacen intransitables, además de impedir sacar los productos obtenidos en el campo a los centros de comercialización.


Comenzaba este comentario hablando de la inseguridad personal, pero no podemos obviar que también ese mal estado de las vías ha sido una ocasión que han tenido los hampones para actuar con facilidad, sobre todo en el campo.






Carlos R. Fernández


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