Las aterradoras nuevas declaraciones del caníbal japonés: la devoró “por amor”


Issei Sagawa, conocido como el “caníbal japonés” sigue dando de que hablar en los medios a más de 30 años de cometer el atroz crimen en el cual asesinó, violó y devoró a una de sus compañeras de estudio.

Una nueva película documental del hecho, relata como el ahora hombre mayor, asegura haber cometido el crimen de canibalismo “por amor”.

Nacido en 1949, Sagawa acabó con la vida de la joven holandesa, Renée Hartevelt, cuando un día bajo engaños la llevó a su casa con la excusa de realizar una supuesta traducción en alemán para el instituto.

La joven, quien dominaba el idioma, accedió sin pensar que durante esa tarde, Sagawa trataría de besarla, como ya había hecho en otras oportunidades.

La chica se resistió, y tras ese rechazo, él dijo que iba por una botella de vino para relajarse, pero al regresar portaba un arma calibre 22 que disparó contra ella mientras la mujer estaba de espaldas.

Luego de asesinarla, Sagawa no solo la violó, sino que posteriormente la devoró antes de meter sus restos en unas maletas para deshacerse de la evidencia.

“La carne se deshacía en mi boca, como un sushi. Nunca pude pensar que esto fuera tan exquisito”, recordó el asesino.

Una vez cometido el crimen, trató de deshacerse del cadáver metiendo el cuerpo en unas maletas; luego pidió un taxi y lanzó el equipaje a un lago en el bosque de Bolonia, en las afueras de París, a la vista de todos.

El testimonio del taxista y de los testigos sirvió para identificar al victimario, quien con total tranquilidad asumió su culpabilidad ante un juez, luego de su detención, según lo reseñado por Actualidad.RT.

“Desde hacía tiempo tenía ganas de comérmela”, le dijo en su momento al magistrado.

A pesar de la atrocidad del crimen, se le dictó una pena de tan solo dos años en la prisión de La Santé, tras la intervención de un grupo de psiquiatras que adujo diferentes atenuantes de índole psicológica.

Tras cumplir la pena, fue internado en un psiquiátrico por un año antes de ser enviado a Japón, donde quedo en libertad debido a que un juez había sentenciado que sufría de una enfermedad terminal, que resultó ser falsa.

Su acto de canibalismo generó morbo en su país, donde se convirtió en una celebridad digna no solo de un libro, sino de protagonizar varios anuncios de televisión.

Sagawa está actualmente sometido a una silla de ruedas, depende de la asistencia pública y lo cuida su hermano Jun, pero lo más perturbador de la historia, es que en un punto de la entrevista para el documental, se le preguntó si era capaz de comerse a su propio hermano, a lo cual solo contestó con un largo silencio.



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