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“Lo que ha hecho Odebrecht lo están haciendo miles de compañías en Latinoamérica”


El ex embajador Otto Reich advierte que el escándalo es político, porque permite limpiar las sociedades

El diplomático aboga por cambio pacífico y democrático en Venezuela

John Rich

Desde Washington. Exclusivo para Quinto Día.

El caso Odebrecht, su influencia en el futuro de las sociedades en América Latina, las relaciones Trump con países como Cuba Venezuela y Nicaragua entre otros, son temas que analiza en esta entrevista para Quinto Día el ex embajador de Estados Unidos en Caracas, Otto Reich.

El diplomático habla de aquellos años dorados que le tocó vivir en Venezuela en contraste con la tristeza que siente por lo que ha pasado después.

Es contrario a los gobiernos autoritarios y advierte que los cambios deben ser pacíficos y democráticos.

Cuestiona el silencio de presidentes y políticos sobre las violaciones que se han denunciado en varios países Latinoamericanos, incluyendo Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela.

–Tras el escándalo de Odebrecht, ¿usted cree que América Latina ha caído en un sistema de corrupción? ¿Qué deben hacer los gobiernos a futuro para escapar de este tipo de empresas?

-Odebrecht no es la causa de la corrupción, es simplemente la última prueba, la más reciente del flagelo de la corrupción en nuestro hemisferio. Odebrecht afortunadamente fue descubierta, pero lo que estaba haciendo Odebrecht lo vienen haciendo miles de compañías latinoamericanas y los dirigentes políticos se han dejado comprar. Para mí eso es una falta de patriotismo, que un dirigente político venda su legitimidad a cambio de dinero, como lo han hecho tantos, debe ser una traición a la patria. Y mucha gente dice que en Estados Unidos también hay corrupción, efectivamente, la diferencia es que en Estados Unidos primero es la excepción y no la regla, y esto ha sido la regla en demasiados países de América Latina. Segundo, en Estados Unidos, cuando existe algo como eso, cualquier violación, así sea por parte del Presidente de los Estados Unidos, el Presidente es sancionado y muy pocos de los ministros, de los presidentes y de los policías, en América Latina, que mucha gente sabe que están recibiendo plata ilegalmente, son sancionados. Lo que ha pasado con Odebrecht es muy positivo en mi opinión y espero que tenga resultados en términos de limpiar las sociedades y en términos de que se castigue como ejemplo a aquellas personas que recibieron todas esas coimas. Y tengo entendido, de paso, que las cifras que se han mencionado y que se están usando son las de la acusación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, que firmó un acuerdo con Odebrecht, y que le puso el equivalente a una multa de 3 mil quinientos millones de dólares a Odebrecht y a su filial química, que ya aceptó pagar; esas cifras que están mencionadas en el documento, en mi opinión, están por debajo de los verdaderos niveles de corrupción que se han venido descubriendo.



-¿Cómo califica usted a Trump? ¿Populista, ultraderechista, unitario, demócrata?

Creo que hasta ahora no se puede calificar con una etiqueta de esas. Él tiene características de un populista, hay muchos conservadores que dicen que no es conservador, por supuesto que los liberales dicen que no es liberal o de izquierda. Hasta ahora, a pesar de lo que dicen muchos demócratas que están, francamente un poco histéricos porque perdieron una elección con la cual habían contado y la perdieron en todos los niveles, a pesar de esas acusaciones de que Trump ha roto la ley, no hay ninguna prueba de que lo haya hecho, ni siquiera con esta orden ejecutiva. Simplemente lo que dice la Corte es lo mismo que le dijo la Corte a Barack Obama, le dijo ‘señor Presidente, lo que usted acaba de hacer es extra constitucional’, y eso ha pasado aquí cientos de veces, le ha pasado a todos los presidentes y para eso está el Poder Judicial, que es independiente y es la mejor garantía que tenemos de que no vamos a ser un país dictatorial. Trump tiene también el derecho de criticar, que no es costumbre, pero Obama lo hizo también, criticó mucho las a las cortes, criticó a la Corte Suprema en un discurso en el Congreso, con los jueces de la Corte Suprema delante de él. O sea, lo que la gente dice, que Trump está haciendo cosas que no tienen precedentes, eso no es verdad. Franklin Roosevelt se peleó también con la Judicatura por muchas decisiones que se tomaron en contra de él. Mientras más agresivo es un presidente, más enfrentamientos como éste va a tener y Trump es agresivo. No es convencional, sin duda, es la primera vez que un presidente de los Estados Unidos llega sin experiencia, ni política ni militar, porque los ha habido militares como Ulises Grant o Dwight Eisenhower, que tenían mucha experiencia, pero nunca ha habido un empresario como Trump, quien creo que, sin duda, está aprendiendo. Vamos a ver qué ocurre.



-¿Cómo analiza usted el uso de las redes sociales de Trump, donde lanza amenazas, escribe en mayúsculas, es parte de la inexperiencia o cree que debe utilizar los canales diplomáticos?

-Yo no uso Twitter, así que yo no entiendo esa cultura. Entiendo cómo funciona, pero no entiendo la necesidad de comunicar tan a menudo lo que estoy pensando. Muchas veces yo he pensado en algo y creo que tengo toda la razón y al día siguiente digo ‘cómo pude haber pensado en una cosa tan estúpida’, así que yo prefiero mantener mis pensamientos y sentimientos en privado, pero él no es así y hay mucha gente que no es así, de todos los partidos e ideologías. Sin duda que a veces ha causado alguna tensión dentro de Estados Unidos y fuera de Estados Unidos, pero si uno se va a poner a criticar lo que está haciendo, tiene que pensar también que ese tipo de conductas fue lo que lo llevó a la Casa Blanca, que es lo que le ha ocurrido solo a 45 personas en la historia de los Estados Unidos. Así que vamos a ver algo nuevo y veremos si después de 1, 2, 3 o 4 años, ha sido positivo o no.



-¿Cómo analizaría el primer mes en la presidencia de Trump?

-Muy activo. Muy congestionado con todo tipo de decisiones. Lo que tiene a mucha gente un poco confundida es que él está haciendo lo que dijo que iba a hacer y desafortunadamente muchos políticos dicen algo en la campaña y después hacen algo diferente cuando llegan al poder. Él ha modificado algunas de sus políticas, incluyendo las de inmigración. La gente pensaba que él iba a llegar expulsando a todos los inmigrantes indocumentados, sin embargo, lo que está haciendo es continuando la política del presidente Obama, que deportó a más personas que cualquier otro presidente, continuar esa política y dijo que iba al comienzo, lo que quizás duraría años, expulsar a 3 millones de indocumentados que han cometido crímenes en los Estados Unidos, que es algo que yo pensaba francamente que no habría objeción, pero yo he visto en algunos casos y en algunos estados que están protestando por el hecho de que expulsen a personas que han cometido crímenes, eso es algo que yo no entiendo.



-¿Usted volvería como embajador en Venezuela?

-Le agradezco mucho la nominación, pero aquello fue una experiencia extraordinaria para mí, no lo cambiaría por nada pero yo estoy en otra etapa de mi vida y yo lo que espero es que el país pueda progresar y prosperar.



-¿Algún mensaje para los venezolanos?

-Mi simpatía, mi apoyo moral. Es muy triste lo que ha ocurrido y lo que les digo a los venezolanos es no sólo que tengan paciencia porque han tenido mucha paciencia, pero que sean muy inteligentes en la manera como defienden sus derechos. Hay que buscar una manera pacífica y rápida de hacer un cambio democrático en Venezuela.



–Usted ha sido subsecretario de Estado y embajador en Venezuela, ¿cuáles serían los temas más urgentes para la administración Trump en América Latina?

-El tema inmediato, que es lo que creo que todo el mundo puede ver, es la relación con México en términos de una relación con un país vecino. Yo soy optimista, creo que se va a arreglar. No ha comenzado demasiado fácilmente la relación, pero yo creo que eso se arregla. En términos de la región en general, están los temas perennes de la relación de Estados Unidos con América Latina. A nivel comercial creo que ya no existen muchos de los problemas regionales que habían existido antes, como por ejemplo ciertos conflictos bilaterales que habían existido, pero sí existe el problema del narcotráfico, el terrorismo, el crimen organizado transnacional, estoy hablando de temas transnacionales. En cuanto a las relaciones específicas con otros países, por supuesto Venezuela y Cuba creo que son dos países con los cuales el presidente Trump va a tener que lidiar muy pronto porque fueron mal manejados por la administración Obama. Al mismo tiempo hay buenas posibilidades de fortalecer las relaciones con países importantes, como Argentina, Brasil, países de la región andina como Perú, etcétera, a los cuales creo que la administración Obama no les puso suficiente atención. Esos son algunos de los temas que se me ocurren.



–Habiendo sido embajador en Venezuela, usted conoce como pocos la realidad del país. ¿Cuál es su apreciación de lo que realmente está ocurriendo?

-Yo viví en Venezuela 3 años y medio, del 1986 al 89, había problemas por supuesto, incluyendo “El Caracazo” y otras cosas, pero comparado con lo que está ocurriendo ahora en Venezuela, aquellos eran años dorados. Es increíble para mí ver el daño que le han hecho los últimos gobiernos.



–¿Cuál cree entonces que es el principal problema que debe enfrentar la administración Trump en Venezuela?

-Creo que para eso hay que consultar con venezolanos, no creo que nosotros, los extranjeros, podamos dictar las medidas necesarias y quizás ni siquiera averiguarlo, pero sin dudas por ejemplo hay que apoyar más abiertamente a la disidencia democrática en Venezuela, a todos aquellos venezolanos que verdaderamente quieren una salida lo más pacífica posible, para un resultado de una Venezuela lo más democrática y próspera posible. Un obstáculo muy grande es francamente la presencia de actores u outsiders específicamente del gobierno de Cuba, sin duda que el gobierno de Cuba desde la llegada de Hugo Chávez hasta el presente ha ejercido una influencia no saludable sobre las instituciones venezolanas, hasta el punto de que mucha gente cree que las decisiones importantes para Venezuela no se han tomado en Caracas sino en La Habana, en los últimos 15 años o más.



–Los venezolanos, según las estadísticas de Inmigración, son los que más Asilo Político están solicitando, ¿cuál es su comentario ante esta situación?

-No me sorprende esa cifra porque los venezolanos están desesperados por salir y uno de los países a los cuales siempre habían salido en un pasado era a Estados Unidos, sin tener muchos problemas, pero por el hecho de que muchos se han quedado utilizando sus visas de turistas y eso se vence, y es más, entrar con tu visa de turista y quedarse es una violación de la ley y mucha gente simplemente tienen que estar pidiendo asilo político porque no quieren regresar. El problema es que el asilo político aquí tradicionalmente se otorga muy raramente, o sea, ha habido miles y miles de asilados, pero no todo el mundo que piensa que está siendo perseguido lo está. De acuerdo con los reglamentos o el lenguaje de la ley, uno tiene que probar que no puede regresar a su país de origen y tengo entendido que muchos de esos aplicantes de asilos venezolanos no ha podido probar que están siendo perseguidos.



–Usted fue designado recientemente como asesor de la importante firma Ballard. ¿Qué papel desempeñará en esta etapa?

-Esta es una de las firmas de relaciones gubernamentales más grande del estado de la Florida que ahora tiene presencia en Washington. Ha representado los intereses comerciales del señor Donald Trump y de las empresas Trump por muchos años y a través de esa relación muy exitosa, tiene muy buenas conexiones con muchas de las personas que están en la administración y me han pedido que los asesore en cuestiones internacionales porque han sido contactados por muchos países y entidades extranjeras, además de las nacionales. Muchas compañías grandes de los Estados Unidos nos han contratado para que los asesore en las relaciones gubernamentales con la administración Trump.



–¿Cuál es el futuro que usted vislumbra en las relaciones de Trump con Venezuela y Cuba?

-El futuro es un poco más difícil de predecir que el pasado. Trump en la campaña y en la transición después de su elección, ha mencionado que él no está de acuerdo con la política de deshielo del presidente Obama hacia Cuba, le parece que fue una política de concesiones unilaterales por parte de los Estados Unidos y que él lo va a cambiar a menos que el gobierno de Cuba comience rápidamente a dar concesiones porque no lo ha hecho, es decir, ha recibido todo tipo de favores y de ayuda de Estados Unidos, incluyendo enormes cantidades de remesas que permitió el presidente Obama, visitas de turistas y empresarios, aunque francamente no ha habido ningún negocio a pesar de la propaganda que se escucha. No ha habido negocios de Estados Unidos en Cuba porque es que las condiciones no existen, porque el gobierno de Cuba no ha cambiado nada, es más, hoy en día controlan más la inclusión militar de Cuba a través de una especie de Grupo de Administración de Empresas S.A., que pertenece a las Fuerzas Armadas de Cuba, que controlan el 70% de todo el producto interno bruto de Cuba. Lo que queda son cosas que no le interesan a la familia Castro, ¿por qué digo a la familia Castro? Porque quien maneja esa empresa es un general que se llama Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, que es el yerno de Raúl Castro, entonces el padre de los nietos de Raúl Castro. El hijo de Raúl Castro maneja el Ministerio del Interior en una dictadura totalitaria como la de Cuba, y la Policía Secreta es, por supuesto, la que controla todo el país. Ahí está el yerno, el hijo, el jefe de la escolta es el nieto de Raúl Castro. Esto es una dinastía comunista, muy parecida a la de Corea del Norte o a la de otros países del siglo pasado. Ya no pertenece al siglo XXI y a nuestro hemisferio; es la última dictadura militar que queda en nuestro hemisferio y francamente para mí es un bochorno y para el resto del hemisferio, que los presidentes de América Latina sean tan silenciosos sobre las denuncias de violaciones de Derechos Humanos en Cuba, al igual que en Venezuela, porque francamente tampoco se han pronunciado.



–¿Y por qué cree usted que existe este silencio en toda Latinoamérica si ya Venezuela no representa un punto de inflexión?

-Es una cosa cultural. Desafortunadamente América Latina, a las élites no les gustan que los llamen conservadores, ellos quieren que los llamen liberales que es, en su definición un intelectual, un conservador es un troglodita. Entonces un izquierdista en América Latina puede cometer todo tipo de crímenes y violaciones y no lo critican. Sin embargo, si es por decirte un Pinochet, que creo que fue el último dictador de derecha en el hemisferio y que ya hace un cuarto de siglo que dejó el poder, inmediatamente toda la intelligentzia los critican a los de derecha, que está bien, pero ¿por qué no critican las mismas conductas a lo que hacen ellos? Eso habría que preguntárselo a ellos.

Jesús Faría

“Reich no tiene autoridad para hablar sobre Venezuela”

El ministro y dirigente del chavismo Jesús Faría dijo que Otto Reich, ex embajador de Estados Unidos en Venezuela, no tiene autoridad para criticar al gobierno venezolano.
“Es un personaje asociado con los peores grupos del extranjero, que nunca asimilarán el proceso que vive el país y la obra del presidente Maduro”, dijo el ministro de Comercio Exterior a Quinto Día.



Para Faría, pretenden ignorar que gracias al proceso revolucionario Venezuela vive en paz. Pero Reich cree que la salida de Venezuela debe ser pacífica y democrática.
Faría respondió: “Ojalá ese señor hiciera lo que pensara. Porque si así fuera, se apartara de esos grupos y la oposición venezolana, que lo que quieren es acabar con la revolución”.