Las sanciones políticas impuestas a Irán por Estados Unidos están restringiendo el progreso científico global, según sugiere un análisis publicado en la revista en línea ‘BMJ Global Health’.
A los científicos iraníes se les ha negado la oportunidad de publicar sus hallazgos, asistir a reuniones y acceder a suministros e información esenciales, en detrimento de la colaboración internacional y la capacidad de las naciones para responder a crisis de salud y estrechas desigualdades, dicen los analistas.
Las tasas de colaboración científica y de investigación internacional han aumentado considerablemente en las últimas décadas. Pero son vulnerables a sanciones políticas y boicots académicos, que se utilizan cada vez más como una alternativa al conflicto armado, señalan los autores.
En 2010, Irán se enfrentó a sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU por el desarrollo de su programa nuclear. En 2015, se llegó a un acuerdo internacional con varias potencias mundiales, incluido Estados Unidos, para levantar las sanciones a cambio de una reducción significativa en las actividades e instalaciones nucleares.
Sin embargo, en mayo de 2018, la actual administración estadounidense se retiró de este acuerdo y restableció las sanciones, pero con la amenaza adicional de enjuiciamiento penal para cualquier ciudadano estadounidense que colabore con entidades iraníes.
Los impactos económicos y de salud de las sanciones han sido de largo alcance, extendiéndose a la región del Medio Oriente y afectando también la investigación y la publicación.
Irán ocupa el tercer lugar en el mundo para graduados en ciencias e ingeniería y para educación terciaria; 12o en el mundo por impacto en el conocimiento; y 32 para publicaciones científicas y técnicas.
Del primero al último
Recientemente, en 1996, ocupó el primer lugar en el mundo en colaboración internacional en investigaciones publicadas. Pero en 2017 fue el último.
En muchos países, las dificultades económicas se han asociado con un florecimiento en la colaboración internacional de investigación, pero no en Irán, a pesar de su mayor producción de investigación durante el último período de sanciones, dicen los analistas.
Esto se debió en parte al apoyo del régimen para el desarrollo de revistas reconocidas internacionalmente y la disposición de las revistas de ‘menor visibilidad’ para publicar investigaciones de autor iraní, explican.
También ha habido un crecimiento constante en innovación científica, productividad, impacto en el conocimiento y patentes. Pero el bloqueo al cambio de divisas ha impedido el pago de tarifas por publicar artículos de acceso abierto, registrarse en conferencias y pertenecer a organizaciones profesionales y ha provocado que muchas revistas y editoriales de alto impacto se nieguen a manejar documentos de investigación de Irán.
Esto a su vez obstaculiza el desarrollo de la carrera académica, señalan los analistas. “Ser bloqueado para publicar, obligado a publicar en revistas de menor impacto y ser impedidos para presentar en reuniones internacionales impide o retrasa a los académicos a alcanzar puntos de referencia institucionales para el avance profesional”, escriben.
Los efectos de las sanciones también se han extendido a los ensayos clínicos patrocinados por agencias extranjeras, que se han detenido o suspendido.
Con el acuerdo de 2015, la esperanza era que todo esto se hubiera revertido, pero los analistas afirman: “(…) la retirada de los Estados Unidos del acuerdo y las nuevas sanciones posteriores han descarrilado nuevamente el progreso científico”.
Y enfatizan que “la evidencia disponible sugiere que los boicots académicos no son herramientas exitosas para lograr fines políticos“, pero sí afectan la atención médica de los vulnerables y desfavorecidos.
“Llegamos a la conclusión de que los boicots académicos violan las libertades de los investigadores y reducen el progreso –concluyen–. Se necesita un libre intercambio de ideas, independientemente del credo, para optimizar el progreso científico global”.
Europa Press.
ElTocuyoAlDia
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