El terrorífico relato de un pasajero que estaba en el avión que se precipitó en Durango


Rómulo Campuzano González, una de las 103 personas a bordo del vuelo 2431 de Aeroméxico, que cubría la ruta Durango-Ciudad de México, relató parte los impactantes momentos que se vivieron durante el aparatoso accidente donde afortunadamente solo existieron un centenar de heridos sin registrar víctimas fatales.

El vuelo, donde viajaban 99 pasajeros y cuatro tripulantes, debió durar una hora y cincuenta minutos, sin embargo, todo cambio cuando las palabras del piloto resonaron por los parlantes: “Estamos en situación de emergencia crítica; pónganse en posición de impacto“.

Estas duras palabras fueron suficientes para que los viajeros y la tripulación adoptasen de inmediato “la posición de impacto”, la cual consiste en pegar el pecho a las rodillas.

“Yo lo hice y también le pedí a la pasajera que iba en el asiento de al lado que lo hiciese”, explica el hombre, quien afortunadamente solo obtuvo heridas menores tras el evento.

Luego de ese instante, el avión se precipitó contra el suelo por unos segundos, que para las personas a bordo resultaron instantes de pánico y desesperación.

Sentí un golpe terrible, muy fuerte. Me dolió toda la espalda y luego, en medio segundo, rebotó tras impactar con la tierra”, comentó el viajero.

Tras el primer impacto, las maletas salieron de los compartimentos de cabina y cayeron sobre los pasajeros, en medio de un caos total “con un ruido ensordecedor”, comentó, según lo reseñado por El Mundo.

“Pensé que nos íbamos a morir, que estaba por llegar el golpe final. Bendito sea Dios que no fue así, estamos vivos los 103 pasajeros. Debe ser motivo de alegría y de festejo”, señaló este superviviente, secretario general del Partido Acción Nacional (PAN) en Durango y que fue senador entre 2000 y 2006.

Luego de que la aeronave se detuviera, una de las azafatas se incorporó y ordenó a los pasajeros a salir apresuradamente ante la presencia de fuego en las alas del avión.

Dijo que saliéramos inmediatamente y nos alejáramos. Los que pudieran correr que lo hicieran”, explicó.

Tras el evento, se dio a conocer que el piloto mantuvo la nave en posición horizontal, lo cual al parecer, es lo que evitó que hubiera muertos tras el fuerte impacto contra el suelo.

“El avión cayó de panza y quedamos a nivel del piso. Cuando salí bajé un escalón de 30 centímetros y ya pisaba el lodo”, recordó el afortunado sobreviviente.

El piloto de la aeronave, Carlos Galván Meyran, y una niña que sufrió quemaduras del 25% en su cuerpo, son los heridos más graves del medio centenar registrado en el accidente de avión.



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