Poco se sabe del funcionario español Juan de Carvajal y sólo se conoce su arribo a la Provincia de Venezuela cuando los Welser de Augsburgo arribaron a Santa Ana de Coro sobre 1529.
Agobiado por las deudas de la corona, en 1528 el rey Carlos I de España concedió a los banqueros alemanes parte de la Provincia de Venezuela, desde el cabo de la Vela hasta Maracapana para la exploración del territorio, la pacificación, evangelización y protección de los indígenas y la fundación de tres ciudades y su poblamiento.
Acérrimo enemigo de los Welser, como Procurador General Carvajal denunció el incumplimiento del acuerdo y sus atropellos a soldados e indios de servicio.
Aventurero y soñador, cuentan que Carvajal falsificó títulos y sustituyó al capitán general Felipe von Hutten, quien hacía más de cuatro años había salido a una exploración y lo daban por muerto.
En Santa Ana de Coro, Carvajal aprecia las precarias condiciones en que vivían los soldados españoles y sus familias, donde nada se produce y especulados en el almacén de los Welser.
Amparado en la falsa cédula de gobernador, Carvajal organiza una expedición y se lleva a la mayoría de las familias que vivían en Coro. Tras cuatro meses por ríos y montañas, llegan a un hermoso valle donde el 7 de diciembre de 1545, fundó a Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción de El Tocuyo, hace 469 años, llamada la Ciudad Madre, cuna del tamunangue.
De regreso de su larga expedición von Hutten acierta a pasar por El Tocuyo y se entera de su sustitución. Quiere despoblar la nueva ciudad y regresar la gente a Coro. Ambos se enfrentan y los alemanes desarman a Carvajal y se llevan las armas y las bestias. Ofendido, el español sale con unos soldados y al caer la tarde los alcanzan. Vuelven a discutir y Carvajal ordena decapitar a von Hutten, a Bartolomé Welser y tres españoles más.
Oídas sus declaraciones y enjuiciado, el 16 de septiembre de 1546 el juez Juan Pérez de Tolosa, sentenció a Carvajal “a que sea sacado de la cárcel pública donde está, atado a la cola de un caballo, e por la plaza de este asiento sea llevado arrastrando asta la picota e horca, e allí sea colgado del pescuezo con una soga de esparto o de cáñamo”. Murió de 33 años.
Por Juan José Peralta